Sentada sobre un banco en una plaza observaba el correr de los niños. Sus risas inundaban el viento que llegaba hacia mi rostro, su energía era contagiosa y su alegría hacía que todo fuera de colores... Una niñita con poco cabello y solo un par de bucles se deslizaba por el tobogán. Con gran alegría se revolvían sus bucles tan livianos que revoloteaban con el viento. De un pequeño salto llegaba al suelo, con gran alegría correteaba con destino a la base de la escalera del tobogán para deslizarse nuevamente, pero una piedra saliente en su camino se lo impedía, en la emoción del momento no se percató de ella y corrió como si nada la obstaculizara. Cayó al suelo sin ningún reparo, miró para los costados, se levantó dudosa y continuó con su travesía. Llegó hasta la base del tobogán, escaló sus escaleras y se arrojó por el mismo con un sentimiento de felicidad y euforia que era lo único que realmente importaba en ese momento... Con gran alegría se revolvían sus bucles tan livianos que revoloteaban con el viento. De un pequeño salto llegaba al suelo, con gran alegría correteaba con destino a la base de la escalera del tobogán para deslizarse nuevamente, pero una piedra saliente en su camino se lo impedía, en la emoción del momento no se percató de ella y corrió como si nada la obstaculizara. Cayó al suelo, miró para ambos lados y gritó en pedido de auxilio de algún alma caritativa que viniera a socorrerla, miró nuevamente para ambos lados, se levantó dudosa y continuó con su travesía. Llegó hasta la base del tobogán, escaló sus escaleras y se arrojó por el mismo con un sentimiento de felicidad y euforia que era lo único que realmente importaba en ese momento... Con gran alegría se revolvían sus bucles tan livianos que revoloteaban con el viento. De un pequeño salto llegaba al suelo, con gran alegría correteaba con destino a la base de la escalera del tobogán para deslizarse nuevamente, pero una piedra saliente en su camino se lo impedía, en la emoción del momento no se percató de ella y corrió como si nada la obstaculizara. Cayó al suelo, miró para ambos lados y lloró con lágrimas sinceras por los raspones que tenía en las rodillas, la respuesta fue siempre la misma, la piedra no dejaba de estar allí, y ella no dejaba de tener que levantarse, se levantó dudosa y continuó con su travesía. Llegó hasta la base del tobogán, escaló sus escaleras y se arrojó por el mismo con un sentimiento de felicidad y euforia que era lo único que realmente importaba en ese momento... Con gran alegría se revolvían sus bucles tan livianos que revoloteaban con el viento. De un pequeño salto llegaba al suelo, con gran alegría correteaba con destino a la base de la escalera del tobogán para deslizarse nuevamente, cuando observó que una piedra obstaculizaba su camino. La miró con desconfianza con sus ojitos de huevo... Dió un paso al costado y torpemente la rodeó con sus patitas cortas dando pequeños saltitos... Llegó hasta la base del tobogán, escaló sus escaleras y se arrojó por el mismo con un sentimiento de felicidad y euforia que era lo único que realmente importaba en ese momento... Con gran alegría se revolvían sus bucles tan livianos que revoloteaban con el viento.
Le sonreí.
Diario de viaje - Dubai - Dia 2
Hace 10 años
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